Mi retiro de escritura

Estuve unos meses deseando tener esta experiencia, así que aproveché el casi final de semestre para llevarla a cabo. Mi plan era tener un fin de semana alejada de las redes, alejada de mi casa y solamente en compañía de mí misma.
Si bien en un principio este deseo no tenía que ver directamente con la escritura, en un momento me di cuenta de que era una forma genial para poder concentrarme, relajarme y dejarme llevar sin preocuparme de nada.

Así que hoy les vengo a contar lo que fue mi experiencia.

Las redes
Sin duda el 80% de mi productividad se lo debo a no haber tenido contacto con las redes en alrededor de 30 horas seguidas. Si bien el TOC igual me hacía agarrarlo y mirar si habían notificaciones (a pesar de que las había desactivado todas), retomaba la escritura rápidamente al no tener con qué distraerme.


La inspiración
Tenía miedo de que ponerme la presión de "tener que escribir" me bloqueara a pesar de las ganas. Por suerte no pasó. Si bien a veces paraba, daba vueltas para saber cómo seguir, hablaba conmigo misma o me ponía a escuchar canciones que me dieran ideas, la inspiración nunca me faltó. Logré tener un ambiente visualmente relajante, con música agradable de fondo y tenía varios sitios para sentarme e ir cambiando de posición y de vista a lo largo de las horas para no sentirme estancada.

Mis actividades
Si bien mi actividad principal en esas horas fue escribir, también me tomé tiempo para mí. Miré capítulos de alguna serie mientras cenaba, miré una película navideña en una merienda y dormí una siesta como hacía meses no dormía.
Me llevé mi Kindle pero al final no leí nada; cuando me alejaba de la escritura, lo que menos quería era seguir viendo más letras.
Por momentos me sentía con un poco de culpa. "Aprovechá a escribir" me decía una vocecita en mi cabeza, pero viéndolo en perspectiva, también esos breaks me ayudaron a avanzar.

Conclusión
Fue una experiencia genial, relajante y que me sirvió como gran empujón para poder retomar la escritura espero que a diario. En ese día y medio solo para mí, logré escribir casi 7 mil palabras lo que equivalen a 4 capítulos completos. ¿Podría haber escrito más? Sí, pero tampoco quería que me generara una obligación y terminar más estresada de lo que empecé, así que logré un equilibrio entre la productividad y la procastinación.
No creo que sea algo que vaya a repetir en un futuro inmediato, porque a pesar de que la pasé bien, al final terminé extrañando mi casa, mi familia y mi rutina.